Contexto e Interior de Santa Sofía de Constantinopla



El Imperio bizantino nace en relación con la fundación de la ciudad de Constantinopla, en el año 330, y la posterior división del Imperio romano en el año 395. En efecto, la división del Imperio romano en dos partes: la occidental, con capital en Roma, y la oriental, con capital en Bizancio, tuvo grandes consecuencias. El arte romano continuó existiendo en Bizancio o Constantinopla a lo largo de toda la Edad Media.

El emperador era soberano absoluto, encabezaba la compleja administración y controlaba la red diplomática, tenía la jefatura del ejército y era pontífice civil de la Iglesia. Presidía los concilios, velaba por el  cumplimiento y ejecución de los acuerdos allí tomados, intervenía en las controversias teológicas y tenía gran protagonismo en las ceremonias religiosas.

Hay un importante desarrollo artesanal y comercial, éste está muy relacionado con su situación privilegiada: entre las rutas terrestres y marítimas que unen Asia y Europa y entre el mar Negro y el mar Mediterráneo, existe una sociedad muy jerarquizada, en la cúspide está el emperador, la nobleza y representantes del alto clero.
Es muy importante destacar como la religiosidad afectaba a todos los ámbitos de la vida cotidiana bizantina. En 1054 se inicia el CRISTIANISMO ORTODOXO, este surgió tras el Cisma de Oriente, debido a la querella latente entre el papa de Roma y el patriarca de Constantinopla por el control de la Iglesia. A partir del s. XI los bizantinos inician la evangelización ortodoxa de Europa Oriental.
Fue muy destacable la progresiva orientalización y las luchas iconoclastas entre el s. VIII y el IX.
El arte bizantino es una síntesis del arte paleocristiano, romano, helenístico y oriental, es un arte sometido a reglas; es disciplinado y conservador, tiende a la uniformidad y a los convencionalismos.
Cronología
1ª Edad de Oro (s. VI al VIII), que alcanza su mayor esplendor con Justiniano.
2ª Edad de Oro (s. IX al XIII), verdadera etapa creadora y definitoria de la estética bizantina.
3ª Edad de Oro, con la dinastía de los Paleólogos.

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Construida en la 1ª Edad de Oro, es la obra maestra de la arquitectura bizantina. El templo fue mandado construir por Justiniano para sustituir la basílica levantada por Constantino, destruida en un incendio. Se emplearon todos los medios disponibles, Justiniano quería superar cualquier edificio construido con anterioridad (Justiniano dijo: “Salomón te he vencido”). Los autores de Santa Sofía fueron Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto. La iglesia está dedicada a la Santa Sabiduría, segunda persona de la Santísima Trinidad.


Santa Sofía es un gran rectángulo, de proporciones casi cuadradas, rematado en ábside. Internamente se divide en tres naves longitudinales: la central, más ancha y alta, y las naves laterales que están abovedadas y sobre las que se superponen las tribunas. La nave central está separada de las laterales por dos arquerías superpuestas que descansan sobre columnas bellísimas formadas por un bloque de mármol. El edificio propiamente dicho va precedido, en los pies, de un atrio y un doble nártex.

La cubierta de la nave central está formada por una enorme cúpula. Tiene treinta y dos metros de diámetro, pero el espacio que cubre se extiende hacia este y oeste con dos grandes semicúpulas que contrarrestan los empujes de la cúpula. Estas, a su vez, se abren a espacios semicirculares llamados exedras que llevan los empujes hasta el suelo.

Vista desde el interior del templo, esta serie de bóvedas, que se continúan unas en otras, todas cubiertas de mosaicos, producen la impresión de una inmensa bóveda única cuya parte central parece flotar en el aire gracias al efecto que produce la luz que entra desde las cuarenta ventanas de la base de la cúpula.
           
Debido a las enormes dimensiones de la cúpula, el material empleado en la construcción debía ser lo menos pesado posible y por ello se empleó piedra porosa y teja de Rodas, extremadamente ligeras.
            
Interiormente, para asegurar su estabilidad, presenta una disposición de arcos en forma radiada que actúan a modo de nervios.

La cúpula de Santa Sofía logró solucionar dos problemas:
-          soportar el peso no en muros sino en otros elementos.
-          pasar de una planta cuadrada a otra circular


Estos problemas se solucionaron con las pechinas (triángulos esféricos). Las pechinas, unidas por grandes arcos, se apoyan sobre cuatro pilares. Las paredes, que no tienen función de sostén, pueden estar llenas de ventanas que dan una gran luminosidad al edificio

A ese efecto de ligereza del inmenso interior contribuye también los dos pisos de arquerías apoyadas directamente sobre las columnas que se encuentran bajo dos de los grandes arcos de la cúpula.

En Santa Sofía hay un doble concepto espacial: centralizado (cúpula: símbolo celeste) y basilical que simboliza lo terrenal

La decoración tenía un papel importantísimo. Los elementos decorativos cubrían toda la superficie de la iglesia. El suelo, paredes inferiores y columnas están decorados con mármoles. El elemento más importante de la decoración, sin embargo son los mosaicos que cubrían las paredes, semicúpulas y cúpula central. Estos mosaicos con fondo dorado culminaban en la cúpula, con el Redentor y ángeles en las pechinas (sólo quedan éstos de la decoración original)

Esta riqueza decorativa, más las dimensiones y más la cúpula debía causar una gran impresión en el fiel.

Santa Sofía, encarna el tipo de iglesia de corte. El edificio estaba unido al palacio imperial y el emperador tenía un trono en la tribuna. Ninguna de las otras iglesias de Justiniano intentó rivalizar con Santa Sofía en magnificencia.

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